Las ecografías a la embarazada son una de las pruebas más populares y esperadas. Con ellas los padres esperáis conocer el sexo de vuestro bebé o tratar de identificar sus rasgos faciales. Pero las ecografías no se realizan por pura estética, sino que analizan muchos aspectos importantes para tratar de controlar la correcta evolución del bebé.
La ecografía es una prueba que utiliza las ondas sonoras para crear imágenes en dos o tres dimensiones que estudiará el profesional. Durante la ecografía la embarazada estará tumbada boca arriba, con un gel conductor que te habrán aplicado en el bajo vientre y parte de la pelvis. Con el transductor se presiona levemente el vientre, generando las ansiadas imágenes. Podrás ver las imágenes de tu bebé en el ecógrafo o, si el hospital cuenta con instalaciones más modernas, en una gran pantalla de televisión.
A esta prueba debes acudir bañada, y con la vejiga vaciada. Se recomienda no haberse echado cremas o aceites en la barriga en el día de la ecografía y el previo, pues pueden interferir en la buena realización de la prueba. Aunque la vestimenta que lleves no es importante, te recomendamos dos piezas, pudiendo abrir o bajar bastante la inferior, dejando a la vista los huesos de la cadera.
Si tu embarazo es considerado normal, se realizará una ecografía por trimestre, pudiendo existir una cuarta si se retrasa la llegada de tu hijo y debes acudir a las «correas». Si tu embarazado se considera de riesgo o sucede alguna anomalía durante el mismo, se te realizarán más ecografías. A continuación te explicamos las ecografías a la embarazada más habituales, cuándo se hacen y qué analizan.
Ecografía en el primer trimestre (entre las 11-14 semanas)
Esta es la primera de las ecografías a la embarazada que se suele realizar. Es de suma importancia pues en ella se confirma el tiempo de embarazo (edad gestacional), el número de embriones y se mide la translucencia nucal. Esta medida es usada para el cribado de cromosomopatías, por el que te dirán la probabilidad de que el bebé tenga alguna anomalía congénita del feto.
Los avances en esta tecnología ayudan a ver también las estructuras fetales del bebé, pudiendo descubrir algunos problemas de forma temprana, y si el bebé se deja, ¡incluso podrás conocer su sexo en esta ecografía!
En la ecografía de las 12 semanas también se evalúa el útero de la madre, la irrigación de sangre al bebé o el latido de su corazoncito. Además, se medirá la grasa abdominal de la embarazada. Esto último es importante porque una cantidad elevada de grasa abdominal supone mayor probabilidad de desarrollar diabetes gestacional. El exceso de grasa también puede complicar la buena visibilidad de la ecografía y ser perjudicial para el bebé. Si vas a planificar tu embarazo o ya estás en estado y la matrona te comenta que tienes unos kilitos de más, sigue una dieta sana y las recomendaciones que te den.
Ecografía en el segundo trimestre (entre las 18-22 semanas)
Esta es la más completa y larga de las ecografías a la embarazada. En ella se estudiarán los órganos del bebé, pues ya estarán formados casi todos y la cantidad de líquido amniótico que hay es la adecuada para poder realizar bien esta prueba. También se mirará la placenta y su colocación, así como la posición en la que se encuentra el bebé y su medida.
Ecografía en el tercer trimestre (entre las 32-36 semanas)
Si todo va bien, posiblemente esta sea la última ecografía que te hagan. En ella se confirmará la posición en la que se encuentra el bebé de cara al parto, así como la de la placenta.
También se va a analizar el bienestar del feto, esto es comprobando los niveles de líquido amniótico y posibles anomalías de formación tardía. Igualmente, se medirá y pesará al bebé, pudiendo hacerte idea del tamaño que puede tener en el momento de su nacimiento.
Otras ecografías a la embarazada
Como ya hemos dicho al comienzo de este artículo, se suelen realizar tres ecografías a la embarazada si todo va bien y no es un embarazo de riesgo. Si se considera de este tipo, te mandarán más ecografías por tener mayor control. También, si hay algún incidente pueden hacerte una ecografía extra.
Así, es frecuente que en las primeras semanas de gestación hayas acudido al ginecólogo por alguna duda o asustada por un leve sangrado. En estos caso, al estar de tan pocas semanas, se te realizará una ecografía vaginal. Con esta prueba se comprueba el estado del cuello del útero, el embrión y su correcta anidación o el ritmo cardiaco del mismo, entre otras cosas.
La realización de la ecografía vaginal se hace con la embarazada tumbada y adoptando la posición de litotomía. Se introduce por la vagina una sonda ecográfica a la que se le ha colocado un preservativo previamente así como un gel. Una vez introducida, el ginecólogo realizará suaves movimientos con los que irá analizando distintas partes. Al contrario que la citología, que puede ser algo molesta, la ecografía vaginal es una prueba completamente indolora. ¡Sólo sentirás algo de frío!
Si tu bebé se está haciendo rogar y parece que no va a salir para la fecha de parto prevista, te mandarán unas pruebas específicas, las llamadas «correas«, en las que se te realizará una nueva ecografía. Estas pruebas son para comprobar que el bebé sigue bien y que no se está produciendo sufrimiento fetal.